¿Sabías que la lepra ha sido una de las enfermedades más importantes en la historia de la humanidad y que hoy en día hay países que todavía siguen lidiando con ella? La Biblia como no puede ser de otro modo también habla de ella en este capítulo de Levítico 13.
Levítico 13 de la Biblia Católica
La lepra es una de las enfermedades infecciosas más conocidas del mundo y, aunque hoy en día está casi erradicada en los países más desarrollados, en la antigüedad suponía un grave problema al no tener cura por aquel entonces.
Las autoridades religiosas del momento crearon un protocolo para los leprosos que se recoge en algunos capítulos de las Sagradas Escrituras para evitar que los contagios se volviesen un problema de salud pública.
¿Quieres saber más sobre el problema de la lepra en tiempos del Antiguo Testamento y que dice la Biblia acerca de ello? En este artículo de Tu Biblia Online analizaremos Levítico 13, un extenso capítulo que habla del tema en profundidad.
Levítico 13 hablado
Comenzamos este artículo con Levítico 13 en vídeo para que entres de lleno en el contenido de este extenso capítulo. Te invitamos a aprovechar esta lectura de la Biblia para orar por los que más quieres y sentir el calor de Dios a tu lado.
Como verás, este capítulo es como un manual de instrucciones para los sacerdotes del momento, para que pudieran identificar a los leprosos y actuar en consecuencia. Date cuenta de como han cambiado los tiempos y qué otras enseñanzas puedes sacar del texto.
Levítico 13 en español y letra grande
Si lo necesitas, ahora puedes leer Levítico 13 completo en español y así quedarte con los detalles más importantes del texto. Se trata de la versión extraída de la Biblia Reina Valera 1960 que puedes adquirir fácilmente en internet.
Leyes acerca de la lepra
1 Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciendo:
2 Cuando el hombre tuviere en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o mancha blanca, y hubiere en la piel de su cuerpo como llaga de lepra, será traído a Aarón el sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes.
3 Y el sacerdote mirará la llaga en la piel del cuerpo; si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y pareciere la llaga más profunda que la piel de la carne, llaga de lepra es; y el sacerdote le reconocerá, y le declarará inmundo.
4 Y si en la piel de su cuerpo hubiere mancha blanca, pero que no pareciere más profunda que la piel, ni el pelo se hubiere vuelto blanco, entonces el sacerdote encerrará al llagado por siete días.
5 Y al séptimo día el sacerdote lo mirará; y si la llaga conserva el mismo aspecto, no habiéndose extendido en la piel, entonces el sacerdote le volverá a encerrar por otros siete días.
6 Y al séptimo día el sacerdote le reconocerá de nuevo; y si parece haberse oscurecido la llaga, y que no ha cundido en la piel, entonces el sacerdote lo declarará limpio: era erupción; y lavará sus vestidos, y será limpio.
7 Pero si se extendiere la erupción en la piel después que él se mostró al sacerdote para ser limpio, deberá mostrarse otra vez al sacerdote.
8 Y si reconociéndolo el sacerdote ve que la erupción se ha extendido en la piel, lo declarará inmundo: es lepra.
9 Cuando hubiere llaga de lepra en el hombre, será traído al sacerdote.
10 Y éste lo mirará, y si apareciere tumor blanco en la piel, el cual haya mudado el color del pelo, y se descubre asimismo la carne viva,
11 es lepra crónica en la piel de su cuerpo; y le declarará inmundo el sacerdote, y no le encerrará, porque es inmundo.
12 Mas si brotare la lepra cundiendo por la piel, de modo que cubriere toda la piel del llagado desde la cabeza hasta sus pies, hasta donde pueda ver el sacerdote,
13 entonces éste le reconocerá; y si la lepra hubiere cubierto todo su cuerpo, declarará limpio al llagado; toda ella se ha vuelto blanca, y él es limpio.
14 Mas el día que apareciere en él la carne viva, será inmundo.
15 Y el sacerdote mirará la carne viva, y lo declarará inmundo. Es inmunda la carne viva; es lepra.
16 Mas cuando la carne viva cambiare y se volviere blanca, entonces vendrá al sacerdote,
17 y el sacerdote mirará; y si la llaga se hubiere vuelto blanca, el sacerdote declarará limpio al que tenía la llaga, y será limpio.
18 Y cuando en la piel de la carne hubiere divieso, y se sanare,
19 y en el lugar del divieso hubiere una hinchazón, o una mancha blanca rojiza, será mostrado al sacerdote.
20 Y el sacerdote mirará; y si pareciere estar más profunda que la piel, y su pelo se hubiere vuelto blanco, el sacerdote lo declarará inmundo; es llaga de lepra que se originó en el divieso.
21 Y si el sacerdote la considerare, y no apareciere en ella pelo blanco, ni fuere más profunda que la piel, sino oscura, entonces el sacerdote le encerrará por siete días;
22 y si se fuere extendiendo por la piel, entonces el sacerdote lo declarará inmundo; es llaga.
23 Pero si la mancha blanca se estuviere en su lugar, y no se hubiere extendido, es la cicatriz del divieso, y el sacerdote lo declarará limpio.
24 Asimismo cuando hubiere en la piel del cuerpo quemadura de fuego, y hubiere en lo sanado del fuego mancha blanquecina, rojiza o blanca,
25 el sacerdote la mirará; y si el pelo se hubiere vuelto blanco en la mancha, y ésta pareciere ser más profunda que la piel, es lepra que salió en la quemadura; y el sacerdote lo declarará inmundo, por ser llaga de lepra.
26 Mas si el sacerdote la mirare, y no apareciere en la mancha pelo blanco, ni fuere más profunda que la piel, sino que estuviere oscura, le encerrará el sacerdote por siete días.
27 Y al séptimo día el sacerdote la reconocerá; y si se hubiere ido extendiendo por la piel, el sacerdote lo declarará inmundo; es llaga de lepra.
28 Pero si la mancha se estuviere en su lugar, y no se hubiere extendido en la piel, sino que estuviere oscura, es la cicatriz de la quemadura; el sacerdote lo declarará limpio, porque señal de la quemadura es.
29 Y al hombre o mujer que le saliere llaga en la cabeza, o en la barba,
30 el sacerdote mirará la llaga; y si pareciere ser más profunda que la piel, y el pelo de ella fuere amarillento y delgado, entonces el sacerdote le declarará inmundo; es tiña, es lepra de la cabeza o de la barba.
31 Mas cuando el sacerdote hubiere mirado la llaga de la tiña, y no pareciere ser más profunda que la piel, ni hubiere en ella pelo negro, el sacerdote encerrará por siete días al llagado de la tiña;
32 y al séptimo día el sacerdote mirará la llaga; y si la tiña no pareciere haberse extendido, ni hubiere en ella pelo amarillento, ni pareciere la tiña más profunda que la piel,
33 entonces le hará que se rasure, pero no rasurará el lugar afectado; y el sacerdote encerrará por otros siete días al que tiene la tiña.
34 Y al séptimo día mirará el sacerdote la tiña; y si la tiña no hubiere cundido en la piel, ni pareciere ser más profunda que la piel, el sacerdote lo declarará limpio; y lavará sus vestidos y será limpio.
35 Pero si la tiña se hubiere ido extendiendo en la piel después de su purificación,
36 entonces el sacerdote la mirará; y si la tiña hubiere cundido en la piel, no busque el sacerdote el pelo amarillento; es inmundo.
37 Mas si le pareciere que la tiña está detenida, y que ha salido en ella el pelo negro, la tiña está sanada; él está limpio, y limpio lo declarará el sacerdote.
38 Asimismo cuando el hombre o la mujer tuviere en la piel de su cuerpo manchas, manchas blancas,
39 el sacerdote mirará, y si en la piel de su cuerpo aparecieren manchas blancas algo oscurecidas, es empeine que brotó en la piel; está limpia la persona.
40 Y el hombre, cuando se le cayere el cabello, es calvo, pero limpio.
41 Y si hacia su frente se le cayere el cabello, es calvo por delante, pero limpio.
42 Mas cuando en la calva o en la antecalva hubiere llaga blanca rojiza, lepra es que brota en su calva o en su antecalva.
43 Entonces el sacerdote lo mirará, y si pareciere la hinchazón de la llaga blanca rojiza en su calva o en su antecalva, como el parecer de la lepra de la piel del cuerpo,
44 leproso es, es inmundo, y el sacerdote lo declarará luego inmundo; en su cabeza tiene la llaga.
45 Y el leproso en quien hubiere llaga llevará vestidos rasgados y su cabeza descubierta, y embozado pregonará: !!Inmundo! !!Inmundo!
46 Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada.
47 Cuando en un vestido hubiere plaga de lepra, ya sea vestido de lana, o de lino,
48 o en urdimbre o en trama de lino o de lana, o en cuero, o en cualquiera obra de cuero;
49 y la plaga fuere verdosa, o rojiza, en vestido o en cuero, en urdimbre o en trama, o en cualquiera obra de cuero; plaga es de lepra, y se ha de mostrar al sacerdote.
50 Y el sacerdote mirará la plaga, y encerrará la cosa plagada por siete días.
51 Y al séptimo día mirará la plaga; y si se hubiere extendido la plaga en el vestido, en la urdimbre o en la trama, en el cuero, o en cualquiera obra que se hace de cuero, lepra maligna es la plaga; inmunda será.
52 Será quemado el vestido, la urdimbre o trama de lana o de lino, o cualquiera obra de cuero en que hubiere tal plaga, porque lepra maligna es; al fuego será quemada.
53 Y si el sacerdote mirare, y no pareciere que la plaga se haya extendido en el vestido, en la urdimbre o en la trama, o en cualquiera obra de cuero,
54 entonces el sacerdote mandará que laven donde está la plaga, y lo encerrará otra vez por siete días.
55 Y el sacerdote mirará después que la plaga fuere lavada; y si pareciere que la plaga no ha cambiado de aspecto, aunque no se haya extendido la plaga, inmunda es; la quemarás al fuego; es corrosión penetrante, esté lo raído en el derecho o en el revés de aquella cosa.
56 Mas si el sacerdote la viere, y pareciere que la plaga se ha oscurecido después que fue lavada, la cortará del vestido, del cuero, de la urdimbre o de la trama.
57 Y si apareciere de nuevo en el vestido, la urdimbre o trama, o en cualquiera cosa de cuero, extendiéndose en ellos, quemarás al fuego aquello en que estuviere la plaga.
58 Pero el vestido, la urdimbre o la trama, o cualquiera cosa de cuero que lavares, y que se le quitare la plaga, se lavará segunda vez, y entonces será limpia.
59 Esta es la ley para la plaga de la lepra del vestido de lana o de lino, o de urdimbre o de trama, o de cualquiera cosa de cuero, para que sea declarada limpia o inmunda.
¿Qué es el libro de Levítico?
En general, somos conscientes que en el cristianismo Levítico es un libro poco conocido debido a su menor importancia litúrgica. Esto no es así para los judíos, quienes basan muchas de sus costumbres en este libro.
¿Quieres conocer más acerca de Levítico? ¿Estás pensando qué relación puede tener el capítulo de hoy con el resto del libro? En el siguiente vídeo podrás aprender todo esto y sabrás cuál es el papel de Levítico en nuestra religión.
Significado y explicación de Levítico 13
¿Lo tienes todo un poco más claro? Después de reunir todo el contexto y conocer el texto ya podemos empezar con el comentario bíblico de Levítico 13.
En él, nos centraremos en analizar la parte más espiritual del texto y que más provecho le puedas sacar, ya que en general el texto es bastante literal en lo que se refiere a la lepra.
Como ya has visto, el texto es bastante claro en cuanto a su temática: es necesario diagnosticar y aislar a los enfermos de lepra para que esta no se transmita y se convierta en un problema global e incontrolable.
Sorprendentemente, este texto demuestra una gran capacidad de los sabios de aquellos tiempos en identificar las soluciones a este tipo de enfermedades contagiosas, algo nunca antes visto en ninguna civilización humana.
Los versículos clave para entender este capítulo son Levítico 13:4-6, donde se nos explica el proceso que debía pasar una persona con leves síntomas de lepra, correspondiendo a una cuarentena obligatoria de una semana que se ampliaba según la duración y gravedad de esos síntomas.
Este bloque de versículos se puede llevar a un plano más espiritual. El Señor está atento a nuestras acciones y, cuando la tentación nos lleva por el mal camino, espera un cierto tiempo antes de tomar medidas excepcionales.
Un desliz lo puede tener cualquiera, lo más importante es acordarse del camino de la verdad y volver a encontrar la Palabra de Dios con humildad y más fe que nunca. Si esto ocurre, el Señor actuará con misericordia y obtendremos el perdón.
Si por lo contrario, la tentación y el pecado consiguen alejarnos tanto del camino de Dios que perdemos la voluntad de volver, medidas más severas serán aplicadas y nos costará encontrar la felicidad verdadera en un mundo sin el Señor.
De este modo es posible asemejar el pecado con la lepra, una enfermedad espiritual que se contagia y, si no se toman medidas a tiempo es muy difícil de sanar. Por ello, la fe y las Sagradas Escrituras actúan como nuestra cura y rodearnos de gente buena impide que nos contagiemos.
Contexto de Levítico 13
Levítico 13 pertenece a un libro del Antiguo Testamento de la Biblia llamado Levítico que se sitúa entre Éxodo y Números con los que forma el Pentateuco junto a Génesis y Deuteronomio.
A lo largo de la historia, se ha dicho que estos cinco libros fueron escritos íntegramente por Moisés durante su vida, formando parte algunos de su juventud y otros de su vejez.
Estudios más recientes muestran que otros autores participaron en las obras, aunque esto no quita que son los textos sagrados más antiguos referidos a nuestra religión que se conocen hasta la fecha.
En la actualidad, tenemos muy claro cuáles son los textos bíblicos principales y qué expresan cada uno de ellos, pero en aquella época todo estaba por aprender y por eso eran necesarios textos como Levítico que pretendían educar y formar a los sacerdotes para que difundieran la Palabra de Dios.
En resumen, Levítico es un libro lleno de leyes y reglas para los habitantes de Israel y que hoy en día siguen teniendo mucha importancia para los judíos. En el cristianismo este libro no es tan importante, aunque es difícil entender la historia de nuestra religión sin él.
El capítulo 13 y 14 del libro son una formación para los sacerdotes para identificar a las personas enfermas de lepra, una enfermedad muy peligrosa para una época en la que no existían médicos ni medicinas avanzadas que frenaran el contagio.
Con esto damos por concluido este artículo sobre Levítico 13 de la Biblia. Esperamos que hayas aprendido muchas cosas y que este rato de reflexión te ayude a acercarte un poco más al Señor.
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¡Hasta pronto!