Salmo 104 al completo, con explicación y significado

El Salmo 104 es una majestuosa obra poética que celebra la creación y la providencia de Dios en el mundo natural. Este salmo nos invita a contemplar la magnificencia de Dios a través de la diversidad y la belleza de la creación, desde los vastos cielos hasta las profundidades del mar. Es un canto de alabanza que no solo reconoce la grandeza de Dios en la naturaleza, sino que también subraya la dependencia de toda criatura viviente de su continua gracia y provisión.

A través de imágenes vívidas y descriptivas, el Salmo 104 nos ofrece un recorrido por la creación, destacando el poder y la sabiduría de Dios en cada detalle. Este salmo no solo es un testimonio de fe, sino también un llamado a la responsabilidad ambiental, recordándonos nuestro papel como cuidadores de la Tierra que Dios ha creado. Prepárate para sumergirte en un texto que no solo enaltece la gloria divina, sino que también inspira una profunda reflexión sobre nuestra relación con el mundo natural.

Salmo 104 al completo

Salmo 104

  1. Bendice, alma mía, a Jehová.
    Jehová, Dios mío, mucho te has engrandecido;
    Te has vestido de gloria y de majestad.

  2. El que se cubre de luz como de un vestido,
    Que extiende los cielos como una cortina.

  3. El que establece sus aposentos entre las aguas,

El que pone las nubes por su carroza,
El que anda sobre las alas del viento.

  1. El que hace a los vientos sus mensajeros,
    Y a las llamas de fuego sus ministros.

  2. Él fundó la tierra sobre sus cimientos;
    No será jamás removida.

  3. Con el abismo, como con vestidura, la cubriste;

Sobre los montes estaban las aguas.

  1. A tu reprensión huyeron;
    Al sonido de tu trueno se apresuraron.

  2. Subieron los montes, descendieron los valles,
    Al lugar que tú les fundaste.

  3. Les pusiste término, el cual no traspasarán,

Ni volverán a cubrir la tierra.

  1. Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos;
    Que corren entre los montes.

  2. Todos los animales del campo beben de ellas,
    Los asnos monteses sacian su sed.

  3. Junto a ellas habitarán las aves del cielo;

Desde las ramas hacen resonar su voz.

  1. Él riega los montes desde sus aposentos;
    La tierra se sacia del fruto de tus obras.

  2. Él hace crecer la hierba para el ganado,
    Y la vegetación para el servicio del hombre,
    Para sacar el pan de la tierra,
    Y el vino que alegra el corazón del hombre,
    El aceite que hace brillar el rostro,
    Y el pan que sustenta el corazón del hombre.

  3. Se sacian los árboles de Jehová,

Los cedros del Líbano que él plantó,
Donde anidan las aves;
En sus ramas hace su casa la cigüeña.

  1. Los montes altos para las cabras monteses;
    Las peñas, refugio para los conejos.

  2. Hizo la luna para los tiempos;
    El sol conoce su ocaso.

  3. Pones las tinieblas y es la noche,

En ella corretean todas las bestias del bosque.

  1. Los leoncillos rugen tras la presa,
    Y para buscar de Dios su comida.

  2. Sale el sol, se recogen,
    Y se acuestan en sus cuevas.

  3. Sale el hombre a su obra

Y a su labor hasta la tarde.

  1. ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová!
    Hiciste todas ellas con sabiduría;
    La tierra está llena de tus beneficios.

  2. He allí el mar grande y espacioso,
    En el cual hay innumerables seres,
    Animales pequeños y grandes.

  3. Allí andan las naves;

Y el leviatán que formaste para que jugase en él.

  1. Todos ellos esperan en ti,
    Para que les des su comida a su tiempo.

  2. Les das, recogen;
    Abres tu mano, se sacian de bien.

  3. Escondes tu rostro, se turban;

Les quitas el aliento, mueren
Y vuelven a su polvo.

  1. Envías tu espíritu, son creados,
    Y renuevas la faz de la tierra.

  2. Sea la gloria de Jehová para siempre;
    Alégrese Jehová en sus obras.

  3. Él mira a la tierra, y ella tiembla;

Toca los montes, y humean.

  1. A Jehová cantaré en mi vida;
    A mi Dios cantaré salmos mientras viva.

  2. Sea grato a él mi canto;
    Yo me regocijaré en Jehová.

  3. Sean consumidos de la tierra los pecadores,

Y los impíos dejen de ser.
Bendice, alma mía, a Jehová.
¡Aleluya!

Explicación de los versículos de Salmo 104

Exploramos el Salmo 104 versículo por versículo, desentrañando las profundas observaciones sobre la creación y la providencia divina. Este análisis no solo ofrece una interpretación textual, sino que también proporciona reflexiones aplicables a nuestra comprensión contemporánea de la naturaleza y la espiritualidad.

"Bendice, alma mía, a Jehová. Jehová, Dios mío, mucho te has engrandecido; Te has vestido de gloria y de majestad."

Este versículo inicial establece el tono del salmo como un canto de alabanza y admiración hacia Dios. La imagen de Dios vestido de gloria y majestad resalta su poder supremo y su presencia abrumadora en el universo.

"El que se cubre de luz como de un vestido, Que extiende los cielos como una cortina."

Aquí, la luz se utiliza como metáfora para la pureza y la verdad divinas, mientras que la extensión de los cielos sugiere la infinitud y la omnipresencia de Dios. Este versículo refuerza la idea de Dios como creador supremo y sostenedor del cosmos.

"El que establece sus aposentos entre las aguas, El que pone las nubes por su carroza, El que anda sobre las alas del viento."

Dios se describe como un ser que domina los elementos naturales, utilizando las nubes y el viento como medios de transporte, lo que subraya su majestuosidad y control sobre el mundo natural.

"El que hace a los vientos sus mensajeros, Y a las llamas de fuego sus ministros."

Este versículo personifica los vientos y las llamas de fuego como servidores de Dios, lo que indica que incluso las fuerzas más poderosas de la naturaleza están bajo su mando y cumplen su voluntad.

"Él fundó la tierra sobre sus cimientos; No será jamás removida."

La estabilidad de la tierra es un testimonio de la sabiduría y la previsión de Dios en la creación, asegurando que el mundo que ha creado es seguro y duradero.

"Con el abismo, como con vestidura, la cubriste; Sobre los montes estaban las aguas."

Este versículo evoca la imagen del diluvio o de tiempos primordiales cuando las aguas cubrían la tierra, destacando el poder transformador y renovador de Dios.

"A tu reprensión huyeron; Al sonido de tu trueno se apresuraron."

La voz de Dios se describe como poderosa y temible, capaz de mover montañas y aguas, un recordatorio de su autoridad absoluta sobre la creación.

"Subieron los montes, descendieron los valles, Al lugar que tú les fundaste."

Dios no solo crea, sino que también ordena, asignando lugares específicos para cada elemento de la creación, lo que refleja su orden y propósito divinos.

"Les pusiste término, el cual no traspasarán, Ni volverán a cubrir la tierra."

Este versículo asegura que los límites establecidos por Dios para las aguas son inquebrantables, lo que implica su control continuo y su promesa de no volver a un estado de caos.

Cada versículo del Salmo 104 refleja una faceta de la relación entre Dios y su creación, mostrando no solo su poder y majestad, sino también su cuidado y atención constante hacia el mundo que ha creado. Este salmo nos invita a reconocer y celebrar la grandeza de Dios en cada aspecto de la vida y del mundo natural.

Significado y reflexión final sobre Salmo 104

El Salmo 104 nos ofrece una profunda reflexión sobre la magnificencia de la creación y el poder omnipotente de Dios. A través de sus versículos, somos testigos de cómo cada elemento de la naturaleza, desde las montañas hasta los mares, desde los animales hasta los fenómenos meteorológicos, no solo son obras de Dios, sino también manifestaciones de su sabiduría y cuidado.

Este salmo nos enseña a apreciar y respetar el mundo natural como una expresión del amor y la providencia de Dios. Nos recuerda que cada criatura, cada paisaje tiene un propósito divino y es parte de un plan más grande que está en armonía perfecta. Al reflexionar sobre esto, podemos encontrar una llamada a la responsabilidad ambiental, donde nuestro papel como cuidadores de la creación de Dios se vuelve fundamental.

Además, el Salmo 104 nos invita a mantener una actitud de gratitud y alabanza. Al reconocer la grandeza de Dios en la creación, podemos cultivar un corazón agradecido y un espíritu que busca glorificar a Dios en cada acción y pensamiento. Esta perspectiva nos ayuda a vivir de manera más consciente y armoniosa, no solo con nuestro entorno sino también en nuestras relaciones con los demás.

Concluyendo, este salmo es un recordatorio vibrante de que estamos inmersos en un mundo creado con amor y precisión divina, y que nuestra existencia está íntimamente ligada a la preservación y apreciación de este regalo. Te invitamos a seguir explorando y profundizando en estos temas a través de los diversos artículos disponibles en Tu Biblia Online, donde cada texto te acercará más a la comprensión y vivencia de tu fe.

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