Ezequiel capítulo 3

Hoy en Tu Biblia Online os traemos el versículo Ezequiel 3. Antes de proceder a contaros los mensajes que esconden estas preciosas y profundas palabras, hablaremos un poco de nuestro protagonista: Ezequiel. 

Ezequiel fue Sacerdote y más adelante profeta de Dios; como buen profeta, recibió visiones vívidas y proclamó mensajes poderosos; también sirvió como mensajero de Dios durante el cautiverio de Israel en Babilonia; Dios moldeó su carácter para que encajara con su misión: un hombre valiente y fuerte para alcanzar a un pueblo duro y terco.

Así pues, una vez ya sabemos quién es y qué hizo es el momento de empezar el artículo con la lectura de Ezequiel 3 completo. ¡Vamos allá!

EZEQUIEL CAPITULO 3

Ezequiel 3 completo Reina Valera

1  Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel.

En este primer versículo, podemos entender que Ezequiel primero tuvo que asimilar el mensaje, entenderlo antes de poder predicarlo. 

2 Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.

3 Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.

Ezequiel descubre como la palabra de Dios es dulce como la miel, como a través de la sabiduría de estas palabras fortalecen su fe y como es necesario alimentarse física y espiritualmente. Es decir, hacer de la palabra de Dios parte de nuestras vidas. 

4 Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras.

5 Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel.

6 No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran.

7 Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere oír a mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón.

8 He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes.

Dios consciente que el pueblo de Israel sería reacio a escuchar, le comunica que su determinación de profetizar tenía que ser mayor a la renuencia de Israel a escucharle.

9 Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde.

10 Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos.

El mensaje que Dios quería que Ezequiel transmitiese, debía penetrar primero en su corazón y mostrarse en sus acciones antes de que pueda ayudar al resto a comprenderlo para que puedan aplicarlo. 

11 Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y diles: Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o dejen de escuchar.

Dios le transmite a Ezequiel el hablar con los exiliados, para prepararlos para la destrucción de Jerusalén y su templo.

12 Y me levantó el Espíritu, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo, que decía: Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar.

En este párrafo se nos presenta la participación del Espíritu santo en una revelación a Ezequiel.

13 Oí también el sonido de las alas de los seres vivientes que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de gran estruendo.

14 Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí.

Este párrafo es uno de los más bonitos y fáciles de interpretar. Ezequiel estaba amargado y enfadado, por los pecados y actitudes que tenía el pueblo. Su visión había terminado y ahora tenía que empezar a profetizar a su pueblo, que no prestaban atención a los mensajes de Dios. Dios está con él y le transmite la tranquilidad y la paz para poder continuar. Ezequiel obedeció a Dios. 

Este es un mensaje con el que podemos aprender que con la fe y un crecimiento espiritual tendremos momentos de gran gozo cuando sintamos que Dios está cerca de nosotros, aunque nos encontremos en momentos difíciles. Del mismo modo que lo hizo Ezequiel, debemos obedecer a Dios aun cuando no tengamos ganas, nuestros sentimientos no deben frenar a la fe y la obediencia. 

15 Y vine a los cautivos en Tel-abib, que moraban junto al río Quebar, y me senté donde ellos estaban sentados, y allí permanecí siete días atónito entre ellos.

Ezequiel se quedó en silencio en medio del pueblo durante siete días (Período de luto que se acostumbraba por los muertos.) Ezequiel estaba guardando luto por aquellos que habían perdido la fe y espiritualmente estaban vacíos. 

16 Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

17 Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.

Este párrafo hace referencia a una atalaya. Esta atalaya en realidad era Ezequiel quién estaba advirtiendo de los castigos que vendrían si no obedecían. 

Se cree que Ezequiel sería castigado con la muerte si se hubiera negado a advertir al pueblo que vendría castigo por sus pecados. Otros opinan que significa simplemente que Dios haría responsable a Ezequiel de los que se perdieran.

18 Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano.

19 Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma.

20 Si el justo se apartare de su justicia e hiciere maldad, y pusiere yo tropiezo delante de él, él morirá, porque tú no le amonestaste; en su pecado morirá, y sus justicias que había hecho no vendrán en memoria; pero su sangre demandaré de tu mano.

21 Pero si al justo amonestares para que no peque, y no pecare, de cierto vivirá, porque fue amonestado; y tú habrás librado tu alma.

En estos versículos Dios nos habla de la muerte física (no espiritual), si el pueblo continuaba con sus pecados, ya que ellos, sus tierras y sus ciudades serían destruidos por Nabucodonosor. En cambio, si creían en Dios, sus vidas serían perdonadas.

El profeta mudo

22 Vino allí la mano de Jehová sobre mí, y me dijo: Levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo.

23 Y me levanté y salí al campo; y he aquí que allí estaba la gloria de Jehová, como la gloria que había visto junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro.

Ezequiel igual que nosotros en momentos se sintió impotente, frustrado, pero cuando confiamos en Él y le dejamos tener el control de nuestra voluntad podremos realizar grandes hazañas en su nombre. Admitiendo que necesitamos ayuda, Dios nos mostrara lo que realmente podemos hacer con nuestras vidas. 

24 Entonces entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y me habló, y me dijo: Entra, y enciérrate dentro de tu casa.

El pueblo sabía que cualquier cosa que él dijera era mensaje de Dios. No tenían que preguntarse si Ezequiel hablaba por la autoridad de Dios o por iniciativa propia.

25 Y tú, oh hijo de hombre, he aquí que pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán, y no saldrás entre ellos.

26 Y haré que se pegue tu lengua a tu paladar, y estarás mudo, y no serás a ellos varón que reprende; porque son casa rebelde.

27 Mas cuando yo te hubiere hablado, abriré tu boca, y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: El que oye, oiga; y el que no quiera oír, no oiga; porque casa rebelde son.

Estos últimos párrafos simplemente nos transmiten que Ezequiel solo predicará y hablará si el pueblo quiere escuchar, si no, se quedará en silencio. Es decir, debemos estar abiertos a escuchar sus mensajes, con fe y determinación. En el caso contrario no se nos transmitirán estos mensajes y no viviremos con la fuerza del señor. 

Ezequiel 3 con reflexión y significado

Una vez vistos los distintos mensajes que se esconden dentro de estos preciosos versículos y haber visionado el vídeo, debemos recapitular y recordar que Dios tiene un interés y misión para cada uno de nosotros. 

Que aunque tengamos momentos de debilidad, en los que pensemos que somos insignificantes o que no tenemos el control de nada, debemos recordar que Dios está en todas partes y que se preocupa y cuida de todos nosotros. 

De la vida de Ezequiel podemos aprender que aunque haya momentos de fracaso, no debemos desistir, pues con la ayuda de Dios nuestro señor conseguiremos cumplir con nuestros objetivos y hallar la paz eterna.

¡Con esta preciosa reflexión queremos despedirnos, esperamos verte en nuevos artículos! Recuerda que Dios se halla en cada uno de nosotros, tan solo debemos dejarle entrar y obrar con su fe y bondad. 

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