Samuel 1 Capítulo de la Reina Valera (SM1)

Volvemos con un artículo que te va a ofrecer todo lo que necesitas saber sobre el capítulo 1 del primer libro de Samuel de la Biblia.

Podrás leer SM1 al completo, escucharlo y meditar junto a los comentarios que acompañan a este bonito texto. Esperemos que sea de su agrado.

1 Samuel 1 completo en audio

Empezamos este artículo de reflexión sobre el capítulo del primer libro de Samuel SM1 con una versión de todo el capítulo en audio. Esta es una buena manera de tener una primera toma de contacto con el texto y entrar en una atmósfera de reflexión i plegaria.

Además, cuando la palabra de Dios es transmitida oralmente, nos ayuda a sentir el sentimiento de comunidad tan característico de los cristianos que nos llena de regocijo y amor.

1 Samuel 1 completo en español y letra grande

Ahora te proponemos profundizar un poco más en el texto. Para ello, seguidamente encontraras una versión en español y letra grande, para que lo puedas leer al ritmo que desees, deleitándote con cada detalle que ofrecen estas palabras.

 Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo.

Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía.

Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová.

Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.

Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos.

Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.

Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía.

Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?

Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová,

10 ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.

11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.

12 Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella.

13 Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.

14 Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.

15 Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová.

16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.

17 Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.

18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.

19 Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella.

20 Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.

21 Después subió el varón Elcana con toda su familia, para ofrecer a Jehová el sacrificio acostumbrado y su voto.

22 Pero Ana no subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, para que lo lleve y sea presentado delante de Jehová, y se quede allá para siempre.

23 Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te parezca; quédate hasta que lo destetes; solamente que cumpla Jehová su palabra. Y se quedó la mujer, y crió a su hijo hasta que lo destetó.

24 Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, un efa de harina, y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño.

25 Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí.

26 Y ella dijo: !!Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová.

27 Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.

28 Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová.

Y adoró allí a Jehová.

Reflexión, explicación y significado de 1 Samuel 1

Resumen del libro de 1 Samuel: un panorama completo animado

Los libros de Samuel de la Biblia (SM), tratan el gran legado de este gran profeta que guio al pueblo de Israel en los tiempos del antiguo testamento. Aunque se titule de esta forma, se desconoce quien escribió realmente los textos, siendo muy probable que fuera quien fuera, Samuel contribuyera en gran parte en los sucesos de estos textos. El capítulo 1 concretamente narra el nacimiento de Samuel.

El capítulo se puede dividir en dos partes: la esterilidad de Ana (1 Samuel 1:1-18) y el nacimiento de Samuel (1 Samuel 1:19-28). Ana era una de las dos esposas de Elcana, un varón que vivió en una época determinada de la historia de Israel.

En aquellos tiempos, la poligamia era algo común, aunque no muy bien visto. Ana no podía tener hijos a diferencia de la otra esposa de Elcana, Penina que ya tenía dos. Vivía afligida por la carga de lo que en aquellos tiempos era considerada una tragedia además de ser objeto de burla de Penina. Entonces llegó un día que Ana hizo su voto, con una oración tan apasionada que es digna de mención, la podemos encontrar en Samuel 1:11.

Versículo Samuel 1 11

11 E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.

Tiempo más tarde, Ana dio a luz a Samuel; consiguiendo su deseo y la obra de Dios. Ana crio a Samuel y finalmente lo dedicó al servicio del Señor como muestra de su incontestable agradecimiento. Esto lo podemos ver en el último versículo del capítulo:

Versículo Samuel 1 28

28 Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová.

El gran aprendizaje que podemos sacar de este capítulo es que Dios siempre nos tiene reservada alguna misión, aunque nos parezca algo que, por circunstancias, creamos que es imposible de conseguir. Ana dio a luz siendo estéril, trayendo al mundo al gran profeta que fue Samuel. Nosotros podemos obrar cosas similares que no nos podemos llegar a imaginar.

Dios hace de lo imposible posible, gracias a su gran bondad y amor. Es por eso que en los momentos más complicados de nuestras vidas, debemos mantener la fe y debemos continuar con nuestras oraciones y plegarias.

Dios nos escucha y algún día nos descubrirá todo lo que tiene reservado para nosotros.

Contexto histórico de Samuel

Los libros de Samuel (SM), fueron escritos en una época en que los Filisteos, pueblo pariente de los griegos, crecía militarmente y amenazaba constantemente al pueblo de Israel. Samuel llegó para dar esperanza a su pueblo y encontrar un líder para su pueblo que consiguiera derrotar a los enemigos y devolver la paz a la región.

El acontecimiento más destacado y conocido que se narra en estos libros es la coronación del rey David y su batalla contra Goliat, gigante aliado de los filisteos. David, además de derrotar a los enemigos del pueblo de Israel, consiguió por primera vez unificar a sus ciudadanos bajo un mismo reinado y expandir sus fronteras.

Los libros de Samuel son, por lo tanto, obras de gran importancia histórica y religiosa. En su época, sentaron las bases de la religión judía y ahora sirven como ejemplos para nosotros para conocer y aprender mejor de nuestro pasado.

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